Con el mundo convulsionado, y cuestionándose a quien compra los commodities que consume, Brasil sigue creciendo y se posiciona como el número uno en varios segmentos de la producción agropecuaria.
Mientras nuestro país sigue al garete, buscando respuestas a las preguntas del Siglo XXI en el Siglo XIX, ya no somos los que más sabemos de campo, ni de lejos.
Días atrás comentábamos que en los próximos años, no muchos, el mercado internacional de la soja podría cambiar notoriamente, China apuntar a Brasil como proveedor exclusivo bajando los volúmenes de importación de proteínas, EEUU moliendo toda su producción para autoabastecer su mercado de biodiesel y buscando mercados para el subproducto de esa molienda (harina de soja, nuestra principal exportación), y nosotros con la ñata contra el vidrio, soja no comemos, aceite de soja es poco lo que consumimos, y el corte de gasoil con biodiesel lo bajamos buscando solucionar un problema a la industria petrolera.
Si esa fuera la configuración internacional que nos espera, de nuestra parte no remamos una, en lugar de una agresiva política de negocios para posicionarnos como un buen proveedor, seguimos intentando darle a los molinos de viento, pero con la cabeza. Complicamos o directamente cerramos exportaciones, expulsamos empresas, legislación laboral soviética, financiación al sector productivo inexistente, y la madre de todas las distorsiones; desdoblamiento cambiario, insumos a valor blue, y ventas a andá a saber cuánto.
Y mientras recorremos, o mejor dicho tropezamos con, esos filos montañosos, comienzan a llegar los datos de afuera, atenti los del párrado anterior eran proyecciones a no confundir, ahora vamos con datos; el 23 de febrero nos enteramos por Infobae que Brasil, si el mismo que perdió 7 a 0 con Alemania en 2014 y que quedó fuera en cuartos el año pasado frente a Croacia, festeja otro tipo de logros, a saber, la sola producción agropecuaria carioca es igual a todo un PBI argentino.
Por otro lado, después de los más o menos 120 milímetros de lluvia de enero se hizo presente una temprana, y muy desubicada, helada en la zona núcleo, que luego dio paso a tres semanas de intenso calor y ausencia de nuevas precipitaciones, lo que trajo como consecuencia que las imágenes ya no fueran maíces bajos y sin esperanza, si no directamente una de Freddy Krueger, productores picando soja en las pampas más fértiles del planeta.
El 8 de marzo un tweet de Agroentregas, una de las entregadoras líderes de nuestro país, mostraba una foto de lo que muchos amigos camioneros nos contaban individualmente, pocos camiones, el número de la empresa hablaba del 50% menos, si bien es verdad que con el correr de los días se fue nivelando, ese empujón es lateral, es lo que queda en los silos, que deberían prepararse para la nueva ¿cosecha?
???? TOTAL DE CAMIONES ???? . La muy mala cosecha que se presenta, también se refleja en el ingreso de #camiones a las terminales portuarias, los cuales no llegan ni al 50% de años anteriores. . Elegí Agroentregas S.A. ???? https://t.co/yipGX7yUla ???? 3415300999 ???? 3415775140 pic.twitter.com/KNWFjhTEWY
— Agroentregas S.A. (@Agroentregas) March 8, 2023
Mientras la Guía Estratégica del Agro de la Bolsa de Comercio de Rosario siguió con la matiné del terror cuando en su informe de ayer, jueves, pronosticó una caída del 60% en los rindes de soja de primera, y todo tipo de noticias truculentas en el resto del informe, que PODÉS LEER ACÁ.
Y la estocada final, EXPOAGRO, donde hubo de todo, bancos ofreciendo créditos, empresas ofreciendo maquinaria, agroservicios ofreciendo insumos (aunque veremos qué pasa con las semillas), políticos prometiendo milagros, periodistas haciendo notas (¡hasta Radio Nacional estuvo! Maravilla de maravillas), e influencers repartiendo simpatías. De hecho, solo faltaron los productores, entre el calor de la muestra, el calor y la helada en el campo que quemó todo, y la absoluta falta de una sola, siquiera media, respuesta al sector, la verdad es que se complicó mucho el asunto a la hora de mostrar una foto con gente recorriendo las calles del evento.
En fin, estamos literalmente en el horno, sólo nos queda apelar a la esperanza de que los pronósticos se cumplan, los meteorológicos desde luego, y a mediados de año vuelvan las lluvias...
Por lo demás; Argentina ¿decime que se siente?
Comentarios