Cuando las temperaturas bajan de los 3º tomados a nivel de piso, ya estamos hablando de heladas, es un fenómeno absolutamente normal en el invierno, pero no tanto en primavera, y totalmente extraño a principio del mes número once del año.
Más allá de lo curioso del hecho, hay un tema preocupante que subyace para la gente que mira al campo en clave de números; es que a la sequía se agregan estas heladas tardías que “suman piñas” para el trigo que ya viene muy complicado, con mermas de producción estimadas en unas 400 mil hectáreas en la zona núcleo por la Guía Estratégica para el Agro de la Bolsa de Comercio de Rosario, eso implica, en promedio, unos 3 quintales por hectáreas menos, en definitiva, la zona núcleo que en la campaña pasada cosechó unos 8 millones de toneladas del cereal, este año llegaría a arañar el millón y medio.
En buen romance; con el BCRA lleno de promesas (dólares no hay), el primer productor de trigo del mundo empeñado en borrar de la faz de la tierra al cuarto, y nosotros fuera de juego por frío y falta de agua, los precios del pan sobre fin de año serán un gran dolor de cabeza para Sergio Massa, o quien sea que utilice ese sillón dentro de 60 días…
¿La buena? Si todo sale mal, la única diferencia entre mirar un partido en casa con una docena de facturas, o en una platea en Qatar, será el pasaporte, porque el costo estará palo y palo.