Desde el lunes el servicio del tren de pasajeros que une Rosario y Cañada de Gómez ha comenzado a tener problemas para cumplir con los horarios y paralelamente empezó a correr el rumor de que podría levantarse.
Según relatan los usuarios, la formación parte a horario de la estación Rosario Norte, pero al llegar a Cañada de Gómez “queda varado hasta que el encargado de hacer la maniobra se digna a hacer hacer el cambio de vías”. El motivo es un conflicto gremial que genera un atraso de entre 30 y 60 minutos.
Siempre según estos rumores, si el conflicto no se supera durante esta semana el sábado dejaría de circular el tren hasta nuevo aviso.
Por otra parte circula un rumor que indica que el servicio “tiene las horas contadas”. Según recabamos entre usuarios y allegados al mundillo ferroviario nunca se llega a completar ni siquiera uno de los dos coches que componen la formación, los horarios no son atractivos para los pasajeros y el sistema de adquisición de pasajes tampoco es sencillo.
Tampoco se ha mejorado el tiempo de viaje y como si todo esto fuese poco en más de una oportunidad la locomotora que mueve la formación es afectada a los servicios de larga distancia que van de Retiro a Tucumán o a Córdoba cuando sus máquinas sufren desperfectos, provocando la cancelación del servicio regional.
Parece extraño que pueda concretarse el levantamiento del servicio en un año electoral, pero las deficiencias son notorias. Es un despropósito que se realice una importante inversión para un servicio que circula semivacío y no se ponga de manifiesto una voluntad política y empresarial para que esta experiencia replique el impacto social que tienen otros trenes regionales que circulan en el interior del país.
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