Si bien el trabajo de “policía marítima” es de la Prefectura Naval Argentina, la fuerza encargada de defender la porción soberana del Atlántico que nos corresponde, también tiene incumbencia en esa tarea. Así el problema es doble, no tenemos la fuerza para defender nuestro mar, ni tampoco para controlar lo que sucede en él.
La defensa de nuestro país entró definitivamente en una etapa de colapso, y la difusión de un mensaje militar "reservado" de la Armada ordenando restringir la operación al mínimo indispensable para no cerrar y apagar definitivamente la luz, lo pone de manifiesto.
Tétricamente la realidad es para las tres FFAA igual, armamento absolutamente obsoleto y peligroso, niveles de mantenimiento muy discutibles, y fundamentalmente, la moral de los integrantes de las instituciones totalmente abatida, esto impacta directamente en el nivel de instrucción, y demuele definitivamente la capacidad operativa real.
Hoy podemos afirmar sin empacho, que nuestro país, la octava extensión territorial del mundo, abundante en recursos naturales de toda índole, y estratégicamente ubicado, no tiene la más mínima posibilidad de defenderse de nadie.
Ya no hablamos de no utilizar munición real en la instrucción, ni de bajar el número de salidas al terreno, horas de vuelo o de navegación, hoy no hay comida más que para el personal indispensable de las guardias, y en casos excepcionales, un 10% de los efectivos de la unidad. Unidades, por otra parte, que no llegan a contar con todos sus elementos por no poder incorporar el personal necesario.
Actualmente nuestros países hermanos del ABC, Brasil y Chile, nos aventajan 50 años en inversión tecnológica para la defensa, sin contar, el medular aspecto de la moral de quienes juran derramar la sangre propia en aras de la supervivencia de un estado que les da vuelta ignominiosamente la cara.
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