Era el mediodía de hoy cuando desde la Dirección de Aduanas confirmaron a periodistas de los principales medios que se cerraban las exportaciones de carne argentina “preventivamente” por 15 días, a los pocos minutos ya eran 30 días y se agregaba a la veda los productos lácteos.
La noticia corrió como la llama sobre un reguero de pólvora, y llegó a destino, poco después de las 13 horas los principales medios nacionales, no ya los especializados, sino todos, hablaban del tema.
Pero luego lo inesperado, el mismísimo Juan José Bahillo en sus redes sociales salió a negar la medida, pero a reconocer que en esos momentos se negociaba el abastecimiento de los cortes para el programa de precios cuidados. No hizo falta mucho para que las partes involucradas en la negociación y los mismos productores comprendieras cabalmente de que se trataba todo, los más impetuosos lo calificaron sin rodeos de extorsión, una especie de “vendeme debajo de tus costos, o no exportás” lo que es, casi, una sentencia de muerte a la producción ganadera nacional.
Desde el mismo momento del anuncio los ánimos de los productores, tantas veces golpeados, se crisparon, y la desmentida del Secretario de Agricultura no bastó para apaciguar las aguas.
De allí que ya numerosas organizaciones agropecuarias hablen de “estado de alerta” y eventuales medidas.